Por amarte aprendí
que la luna
no siempre es compañera,
si no que a veces
es solo una roca
que pinta de muerte el paisaje
con su pálida luz selene.
Aprendí que la lluvia,
no siempre cae del cielo;
si no que a veces,
sale de dentro
con un río de sal
que no moja el techo;
si no que empapa,
sábana, almohada y lecho.
Aprendí que las canciones
tienen un sentido diferente
dependiendo en el momento que se las escuche;
pudiendo elevarte a lo más alto
o hundirte en el abismo,
la profundidad del sentimiento,
transformando la dicha en llanto,
silencioso aguacero.
Aprendí que los domingos son de nostalgia,
y un corazón en el árbol
se transforma en amargo recuerdo,
envilecido por los años,
deformado por el tiempo
y las noches son más largas,
de insomnios y desencuentros.
Por amarte aprendí,
que nada resulta eterno,
que el amor es solo un viaje
que de a dos emprendemos
y que dura exactamente
lo que dura un pensamiento;
que vamos juntos por el camino
compartiendo vivencias y sueños
y a la siguiente parada,
nos espera otro destino.
Aprendí que un poema
sale del alma,
que es carne y sentimiento;
que expresa cosas que de otra forma
no se pueden decir
solo con rima en verso;
al amarte aprendí que un poema,
son solo letras
que se llevó el viento...
-. PaR
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23112020