Estoy enfermo e ignoro el resultado
de la plaga que ahora me consume,
poco a poco, tan grave me resume
sin consuelo carcome mi cuidado.
Y no hallo algún remedio regulado
que bien me cure todo lo que asume
luego deliro, siento su perfume,
y esto me gusta, pues es de mi agrado.
Pronto alucino cual púber perdido,
y mi cuerpo la fiebre lo destruye
si olvido sumergirme en linfa fría.
¡Oh, Cupido te entiendo! Me has herido,
pronto en mi corazón la flecha fluye;
que bello mal contraje, -¡Tu poesía!-
Claudio Batisti