Abandonada para siempre
sin poder siquiera
acercarse a alguien,
permanece sola
eternamente
aquel ángel con alas rotas.
Marchitándose día a día
deseosa de conocer
a alguien, pide con ansias
su único deseo.
Hasta volverse
su cabello llama fuego
por hielo nieve,
incluso sus alas blancas
debilitándose
y sus plumas cayendo
sin evitar morirse.
Sin poder llorar
aguantando su soledad,
esperando a ese alguien
que conocerá,
esperando ese día esta.
Poema registrado por Ellen F. Raicse