Berrty

Invocación

 

Te invoco sonriente, callada, próxima.

Empezamos a

bailar.

 

Como si fuera nuestra, entramos en la habitación

que no

conocemos:

nos sentamos, nos acostamos.

 

Pronto unas voces pacatas nos sacan.

 

Luego se diluyó la tarde

con la intranscendencia de

las tardes jóvenes,

esas de los tímidos.

 

En esta mañana de invierno alpino, castigado

por los años, te invoco.

 

Que los dioses te hayan permitido una buena vida.