Romey

Destrucción o las Flores del Caos

 

Presagio: es rotunda la rotura del espacio temporal, un Sol solo de lágrimas amanece entre la humedad del mar que baja... Pajarearán gorriones y demás en mi ventana, mas mi musa ideal, la Luna, pupila distante, se encarga de darme lo que me falta: una amada Alma...

Sorpresa, estar mojado hasta el tuétano me compensa: mañana no habré muerto... Agua viva sana esta sequía melancólica; que corra como loca contra rocas a romperlas para poder pasar...

Mi piel es roja como la sangre joven; vieja mi mente, pues existe desde siempre... Y es triste de padecer el impulso adelante en mis imparables pies de aire y humo: andan escapados del cadalso, buscando un refugio... Acaso hay alguno válido en este mundo inéstatico, turbio, inseguro? Sí, y yo voy ayí, a lo más alto: he oído el yamado; el témpano helado que me tiene atrapado atravesaré entre relámpagos y rayos, yegaré temprano: me están esperando...

 

 

 

 

Desterrado sultán errando entre el desierto de su soledad,

Con tanta pena como arena le queda por caminar descalzo

Y sintiéndola debajo al rojo vivo...

Un transeúnte anormal o factor diferencial, un reflejo distinto

Entre tantos ecos repetidos del mismo frío alarido equinoccial...

Calor total en su Alma inmortal experimenta una vez más,

Pero esta inspiración no es pasajera como aqueyas tiempo atrás,

Le yena de agua salada los ojos, y todo el yanto asesino ya se va

Yendo por el camino equivocado, cayendo en picado hacia la nada...

Estoy solo entre miradas como armas blancas. Ay! Y se me clavan...

Me dan lástima esos enfermos al fondo del hospital,

Royendo el férreo material del que están hechas sus cadenas

Negras como las sombras de las dunas que la Luna proyecta sobre la arena...

 

 

 

 

 

 

Un corazón calcinado flotando en el medio de todo un océano, un latido sin dueño, un sueño sin niño... Un ladrido pronuciando mi nombre a voz en grito, un cielo tupido, oscuro magenta, una negra esquina que muerta aparenta... Alguien me observa?

Hay un silencio previo al ahuyido de la tormenta, una yuvia que me ayuda a someterla por la buena fuerza... 

Veo, además, calaveras huecas, con clavos en los ojos, piedras tranformándose en indomables monstruos... Catedrales consagradas a un falso dios derrumbadose como polvo... Ángeles de fuego y hielo (o quién sabe qué) viniendo del cielo...

Ejecuciones... Caen los castigadores; cambio de orden.

Vamos hacia algo mas noble...

Yo Soy el desobediente, delid del desastre, o dios insurgente, ante la muerte superviviente hombre rebelde por antonomasia, o ser ingobernable, que la sociedad no logra controlar, creador apóstata o el prota de esta historia; digo mas: perdí mi valiosa memoria tomando mi droga favorita, esta Vida Mía

 

 

Cosas sueltas: una torre de ajedrez en cobre, una vela sin yama, una manta tirada, espejos rotos, deshecha cama, caos en el salón, cristales en las esquinas, escobas partidas, mecheros sin gas, una herida que sangra en mi mano, un arroz quemado que como, pan mohoso en un caldero, mi mente en blanco como el cielo, hoy nuboso y yuvioso, un deshojado árbol, un viento helado pasando de largo, un Sol que se ha ocultado entre destrozos y escombros, juntando su luz por vosotros, un justo esperando juicio, un vicio que me hace limpio, un espíritu pulcro entre lo sucio del vacío, en el abismo, ladriyos partidos, el briyo de un gris cuchiyo, una lágrima cayendo del Alma o mismo un suspiro de desesperanza, humo que se desvanecerá, un muro que trepar, una vaya o una muraya, da igual, a saltar mas aya, atras la bataya, ser centeya rauda, arma radical, adicta a la evasión, la ley estricta domina peones profesionales, les depara la parca, perdición, miseria, y todo por conformarse con el orden de fuera y no ser como el Poeta, a fé creyente solamente en la voz que oye secreta en su inconsciencia, y no piensa, siquiera la siente ya conecta... Yo Soy.. 

 

 

 

Mi anárquica justiciera

Paloma de paz guerrera,

La única que aun queda

Aquí, entre infieles.

La reina benemérita,

La muy bruja conjura

Una tormenta oscura

Como nunca se viera...

Una plaga de fiebre

Letal, de muerte súbita;

El mal viene en yuvia...

Eya es el Amor, le seré

Leal, un Alma suya

En yamas para siempre?

Me rebelaré a su poder,

Con alas de diamante

Volaré a por el.

Soy el duende, el diantre

Que la entretiene

Y de la muerte la distrae,

Mientras pasa el tiempo,

Aunque sabe que miento:

Es mas inteligente...

 

 

 

Entre el caos y las ruinas

De mi anterior vida,

Entre espadas y estacas,

Con todo en mi contra,

Entre espinas y rosas,

Entre silencio y palabras,

Entre piedras rotas

Y gritos ahogados,

Entre lágrimas y espasmos,

Chiyidos y cuchiyos,

Entre lanzas y cruces

Un anticristo,

Una gran pesadumbre,

Entre la lumbre y las sombras

Un hombre que explota,

Una bomba el corazón

Entre el mar y las rocas,

Una mente en expansión,

No queda otra,

Entre cielo y tierra

La eterna guerra,

Mintió la historia,

Entre quemas y polémicas

Descienden las estreyas,

Entre musas y poetas

El don de la profecía

Y la destrucción venidera,

Una civilización termina,

Otra comienza

 

 

No es casual el relámpago

Rompiendo el negro telón

Y descubriendo desnudo el escenario

Y a los actores.

No hay modo de fuga,

Todo está perfectamente ideado

Para dar fuego al malvado

Y hacer que sufra.

Represento la voz de los afligidos,

De aqueyos a quienes nadie quiso

Hacer caso,

Voy con los viajeros, a mi nomadismo,

Extranjero en este mundo, díscolo

Dios demoníaco

 

Amanecer, renacimiento,

Luz de la esperanza

De mañana ver un nuevo cielo,

Mas ayá de cadenas que atan

La libertad innata del movimiento.

Crecimiento hacia la eternidad

En estos cuerpos,

Con toda el alma

Y en el pecho el sentimiento

Siempre latiendo.

El pensamiento impacta,

Va desenfrenado, se expande como fuego

Por todo el universo creado;

Fundamento para un nuevo cielo

Traer aquí abajo,

Y que le den al trabajo,

Que se acabe ya el vasayaje...

El ser humano debe liberarse

Y crecer fuerte y grande,

Ser divinidad, expandirse mas,

Crecer, elevar las alas y volar,

Tirarse a la espiral giratoria,

Perderse entre la sombra

Y volver ileso,

Quitarse el peso,

A mano agarrar el rayo

Entre la yuvia

Con el reflejo de las estreyas en su piel desnuda,

Dirigirse al origen, y rescatar su poder

De entre las garras de los tigres,

Enervarse, encenderse, estayar,

Desteyante rebelarse y rematar

El mal que lo amenaza desde siempre.

No lo sientes tú

Cuando te duermes y te hundes,

Sin ver las luces,

Al fondo lúgubre de un mar horrible?

Dime, hombre, ser cruel

Y débil, dime porqué no diste tu Amor

Y te lo quedaste para ti, avaricioso?

 

 

Ahora resuenan temblores de tormenta; ya poco queda...

La luz venidera destruirá ciudades enteras, las reducirá a meras polvaredas sobre la tierra floreciente...

Se acerca la primavera, se la presiente; esta será la verdadera libertad predestinada a las almas refractarias, las que a nada se adaptan jamás y siguen su voluntad mágica adonde vaya, yenas de beyeza y paz... Atacarán, les sacarán la sangre a esos canayas que juegan a la ciencia con la naturaleza sagrada... Muerta la maldad el viento campará a sus anchas, y durante la noche se bailará en torno a la yama solar: solaz sin final, grato despertar de los ojos atónitos a la vida real, descifrado el código que impedía el acceso a sus galerías y espacios, verán el cambio, como la oscuridad los baña, y no hace daño, aunque parezca extraño se arde sin leña y el agua alienta la hoguera; nada es como cuentan... Hay que darle la vuelta al rompecabezas, romper barreras, fronteras, obstáculos y todas las cosas que pretendan bloquear el paso del Amor... La tormenta se acerca; entre temblores y relámpagos el Sol exhaltado, descalzo, pisa la tierra, y ésta vuelve a florecer de repente; la muerte repele el calor de su corazón solitario, ay, ansiando ser amado, y no, nunca... Pará cuando una disculpa, un abrazo, una pregunta con respuesta... Acaso mis besos de Sol molestan, el Amor no gusta, y la destrucción, asusta? Ajusto mis cuentas, ya no me valen excusas, pues quieren meter en jaulas reclusas nuestras almas... No lo veis al levantar la miradas, vosotros no lo acompañais cuando pasa, no yorais, no estayais en lágrimas doradas cuando se va tras las montañas... 

 

 

Qué mata una pistola?

Agente, pongamela

Entre las cejas,

Dispare; funciona?

Qué atrapan rejas?

Póngame hierro

Ante mi cuerpo;

Esta Alma lo atraviesa

Todo; no hay modo

De detenerla:

Qué puede el dolor

Contra el Amor

Y la Vida Eterna?

Qué mentira, qué niebla

Impide ver la Luz

De la Verdad; qué vergüenza

Encubre la Virtud?

La Eternidad, la plenitud

Del Alma espera

A aquel que se atreva...

 

 

La Diosa traviesa, con una blanquísima sonrisa

En su boca perversa,

A inquina aniquila, demuestra su inocencia

Blandiendo un arma vírica...

 

El Dios de la tormenta incuba erradas promesas

Que serán cumplidas:

Ya se niega a buscar ayuda a su yanto en una tierra

Consumida por la codicia

 

Del humano, esa hormiga que tienta el trono;

Este ser macabro, del averno!

Él, él solo y solitario contra todo

 

Lo divino; éste bicho que echa mano al cetro

Olímpico... Ha vuelto Prometeo

A traer a los muertos el alivio prometido.

 

 

La ausencia del amor

Abre una dolorosa herida

En el corazón...

Sanará en esta odiosa vida

O irá a peor...

El tiempo espavila,

Lo siento en mi médula

Como corriente eléctrica,

Me reanima

Mi Alma muerta...

Renacida exterminará

A los opresores de la tierra!

Alma destinada a errar,

Eterna en su soledad

Obstinada y suprema...

Vedla, es la verdad,

Soberbia, adónde irá?

Quién la espera?

Alguién la yama

De mas ayá

A que se vaya

Con Eya...

Porque la ama...

Quién será? No sé ya...

 

 

La princesa, la loca de ebriedad?

Juana la incendiaria, o María

Magdalena: prostituta de Satán?

O Isis, la gran diosa egipcia?

Y Diana, está demasiado alta?

La reina querrá ceder su corona

A una entre tantas salvajes bestias?

O se la quedará para eya sola?

La ególatra se siente agotada:

Yena de coraje, yora gotas negras...

Roja sangre alimentará la tierra

Y revivirá leyendas olvidadas!!!

 

 

Prudencia, esta pitonisa descarta la tregua.

Se inicia un nuevo duelo, con su lisonja

Y su suero. Lo evito, me quito del medio a esa monja

Y voy a por todo en el juego. Prudencia.

Urgencia atroz; ha de brotar esta voz

Hablando su propia lengua, lejana a la razón...

Mendigo al frío de la noche entre desechos

De un Yo que sucumbió... Bien hecho!

Cabeza en las nubes, corazón en el cielo

Y creciendo mi canto intacto sobre un silencio

De espanto, porque hay tanto que ya no lo cuento.

Prudencia. Los muertos resucitarán

En su momento... Entre la oscuridad

Y el miedo, genialidad, las flores del caos surgiendo...