Llegó el instante.
Ya es hora de enfrentarse
a la verdad.
Le pediremos
a Dios que nos proteja
y nos ayude.
Un tibio rezo
pidiéndole perdón
por mis pecados.
Y muchas gracias
le doy en este día
por estar cerca.
Quiero su brisa
sentirla en mi costado
y corazón.
Quiero ese verso
surgido de sus labios
en el Calvario.
Y, por supuesto,
le pido que me ayude
en este instante.
Quiero seguir
amando a todo el mundo,
sea quien sea.
Porque la vida
es pura poesía
y Amor en Él.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/20