Danzan estrellas en mí
mente; cada vez que pienso
en ti, cuando me adentro en
tu cuerpo expresando lo que
siento, cuando el latir de mi
pecho lo agiganta tú
presencia y aumentan
frondas mis ganas de
tenerte en mis locuras.
Veo que bailan las estrellas,
cuan si fueran mariposas
posándose en los rosales del
jardín de mis ensueños, y
sus luces de colores van
rozándome las ganas y me
acrecientan la sed de
beberme tu aliento.
Un día y yo, esfuerzos
aunaremos; marcharemos,
los dos, con lerdo andar: yo
sobre las calles de tú alma y
él sobre nosotros y los demás.
Y fascinado, el día, al viento
le dirá que te lleva en sus
brazos estando, aún,
conmigo; contando las
estrellas que bailan en mi
mente.
PABEDIZ