Durante el mar ardiente
coincidimos una tarde,
bajo la lluvia andante encontré tus ojos,
grandes,
las olas clandestinas
nos unieron entre fuego y perdón,
oh amor.
El olvido,
olvido que tuve al mirar tus ojos de cerca,
caímos en un abismo y entre el viento y la marea,
miré en tus manos la emoción,
esa que guardé en mi lado izquierdo,
tan secreto.
Sin explicaciones,
despertaron los fantasmas,
el cielo se hizo negro y bajo la luna susurraste
un par de palabras que esperé toda la vida,
dije sí.
Amor estudiantil de aquellos tiempos
corrimos como niños bajo la lluvia entre misterio
y con un beso,
sellamos nuestro amor para hacerlo eterno.
Te llamo poema, hombre,
siembro tu nombre entre mis letras,
la mala manía de mi cabeza
que me produce insomnio y no me deja...
repudié el momento al abrir los ojos,
Bea Ramírez
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