Pobre alma mía, cuantas heridas tiene ya y yo ni sabia.
La dicha y la plenitud son virtudes que mi alma aun no sabe distinguir.
Dolor, sufrimiento y agonía, es lo único que podrás encontrar en ella.
Recuerdo aquel día, en el que me miraste a los ojos y me dijiste \"Ahora eres libre\" pero realmente no fue así,
porque ahora llevo un peso en la espalda mientras camino descalza por un camino de clavos.