Cuantas veces pensamos decirle adiós a las travesuras y entonces ellas nos llegan por añadidura. (Alejandro Díaz)
Niño travieso e intranquilo
este que mi verso les relata,
destruye todo en su propia casa
y también en los predios del vecino.
Su misión más importante es destruir
sin medir severas consecuencias
actúa por impulsos de alta potencia
que nadie puede predecir.
Manojo de incontables travesuras
que le han costado tantos castigos
nadie sabe las causas ni motivos
que llevan al desespero y la locura.
Hasta cuando tanta quejas
no se ve el tiempo de cansarse
el mundo se le va desmoronarse
mientras él sus travesuras las festejas.
Un espejo valioso se ha partido
y tanto que costó haberlo comprado…
el niño travieso esta vez no ha sido,
sin embargo otra vez lo han castigado.
El niño travieso lloroso reclama
Pero oídos sordos no lo quieren oír,
El no sabe que creó su fama
Y ahora de repente se echó a dormir,