En la calma de mi habitación,
te diré adiós;
en la penumbra de mi inconsciente,
me despediré de nuestra historia.
Me fui lejos, para poder hallarme
te observé de lejos, porque no quería irme;
comprendí que hiciste que me fuera,
desde antes de mi partida.
Un kiosko, un beso, una noche,
cuatro primaveras, batallas, un amor;
el otoño que vio nacer la magia,
también la observa desvanecer.
Sentada en el cobijo de mis pensamientos,
escribo las últimas letras para ti;
te canto las últimas caricias,
te dedico el final de una armonía.
Y entonces, dije adiós...