Y llegó el pitazo final y se fue.
Pero este solo es el primer tiempo,
su gloria entera,
y arrancamos todos el complementario
con la veneración infinita.
La cúspide de tu carrera fue en México,
cuando mi país entero,
sin quitarse la rojiblanca del corazón,
se mimetizó con la albiceleste
para saltar junto a tu patria,
abrazados desde cuatro años antes,
gritando el Argentina, Argentina,
contigo sintiéndose campeones.
Si, contigo fuimos también campeones.
Gracias maestro por la alegría,
gracias Diego por ser Maradona.