Vacilante, en un estado mental sombrío, escondido en una cueva solitaria y oscura, todas las sombras que aparecen pienso que me van a traicionar.
He confiado en tiempos remotos en corazones vacíos, carentes de latido, y está es mi penosa confesión susurrada al oído de una estalactita helada, una confidencia que está loca por salir por mi
boca hambrienta de unos labios carnosos, pintados de rojo, pensando en ellos se moja mi mano, sin duda, el pecado lo llevo tatuado en mi mente, que nunca duerme.
Me queman los pulmones de tanto fumar placeres recordados y colgados en suspiros pasados, miro las húmedas y profundas paredes de esta cueva y me imagino en ellas plasmada la mirada
de alguien que me vigila atentamente, sin duda, no hay lugar en
este Mundo donde puedas estar completamente solo, ayer sin ir
más lejos oí una voz en el medio de un gran Eco.sin duda eran
unos ángeles jóvenes que alegremente entre si jugaban.
Yo, por si acaso, me puse boca bajo como si fuera un vampiro durmiendo en mitad de este abismo y me pregunto a mi mismo cuando acabará este juego absurdo que me ha absorbido a mi
mismo en una utopía sin ningún sentido.
De vez en cuando viene a mi pensamiento esa ausencia de una mujer a mi lado, la verdad es que solo me imagino su cuerpo, no su rostro, mi cabeza se apoya en sus firmes senos y es entonces cuando me siento un niño y al mismo tiempo, un viejo lascivo, necesito una piel fina como la seda para olerla, rozarla, sentirla, lamerla besarla, adorarla, amarla, pues la soledad es demasiado cruel y malvada, sueño con una mujer dulce, con una sonrisa iluminada, que me alumbre en el medio de mi continua negritúd
El amor es una sutil y delicada burbuja flotando en el aire apunto de estallar continuamente para bien o para mal, a veces pienso que es un auténtico Monstruo asesino tremolando con el viento que va para allí y para allá, por eso aquí estoy solo, discutiendo de vez en cuando con las sombras de mis dudas en el medio de un silencio infernal.
Mael Lorens
Reservado el derecho
de Autor 26/11/2020