Verdades del corazón
Hay algún idiota que llama opio del pueblo
a la bella geometría de una cancha
a noventa minutos de pasión sobre un piso verde
que ni en las mejores camas
donde las sonrisas verticales se cierran a diario.
Hay algún ignorante que no sabe que cada gol
no se repite nunca igual en las gargantas
ni que la parábola de la \"vieja \"
― como decía don Alfredo ―
cuando salía, Diego, de tus pies
hacia el arco contrario
tenía el aroma a perfume francés
de una vedette con voz de Greta Garbo.
Hay razones del corazón
que la razón de un intelectual de guardia no comprende,
es inútil preguntarle lo que su manual pasa de largo:
¿Cuántos versos contiene un soneto en un estadio
cuando llora a coro tras el pitido final de una derrota albiceleste?
ahora que no cierras las cuentas
y se ha perdido el toque y la gambeta,
o abrazar con pasión al que tienes al lado
al desconocer cómo se quiebra a un contrario
en el corazón del área
con la única verdad que nos mostraste…
la cintura de una bailarina y la velocidad de un galgo.
Eso sí que es poesía, Diego Armando,
el armador del juego
la que han hecho como vos los semidioses del domingo por la tarde
a los que Dios espera aparte
cuando acá deis el último regate,
y a ti te tenderá la misma mano
que llevó a tu patria al Cielo
Autor: Carlos Rodríguez Fidalgo