Mozo, por favor un trago fuerte,
tan fuerte que active mi hipocampo
envejecido por los años y la soledad,
el pobre ya no transmite los recuerdos
a mi cansada corteza cerebral,
Hoy que estoy de copas
con recuerdos me quiero embriagar.
Un día tuve, esposa, hijos y un hogar,
más los caprichos del destino
te suelen, los sueños cambiar.
Para mi desgracia, mis ojos posé
en un cuerpo esbelto de mujer,
cuyos balanceos la hacían resplandecer
Olvidándome de todo,
tras de ella me marché
sin despedidas, ni adioses
sin una explicación.
Lo que viví después, pura ilusión,
no fue, como había pensado
ella era dueña de su vida,
de sus sueños y mentiras
donde yo no aparecía ni pintado
Poco a poco me di cuenta
de la enormidad de mi pecado
pensé en un retorno, lo deseché
por ser inoportuno y canallesco.
aun cuando fuera perdonado.
Una tarde, cuando oscurecía
me encontré con mi esposa, que sabía
de la precaria situación en que vivía
sin rencores, ni objeciones preguntó
por el día en que a ella volvería,
le contesté, no me esperes por favor
lo pasado no merece tu perdón
deja que pague con dolores, lo que hice,
quemando mis desdichas,
en el infierno del alcohol.