Supongamos que prometo acercarme definitivamente,
quedarme con las rodillas desgarrándose,
aferrada al optimismo de una fe quebrantada.
¿A qué espacio habría de reducirme para tenerte?
¿Cómo evoco tu espacio esta vez? ;
atormentada por la sed de tus manantiales,
estremecida por tu silencio y mis gemidos.
¿En qué forma me negarás tu aliento?
Estoy constantemente necesitándote
incapaz de respirar cuando te vas.
Esperarte me ha forzado a romperme,
ahora, ¿qué optimismo es este que me hace quererte? ;
más allá de las noches indolentes donde no aparecías,.
¿con qué oración habré de implorarte? ;
¿ me darás algo más que este absurdo silencio?.
Encuentro en esta poesía una excusa,
y regreso, mientras me dura la fe.