¿Qué hacer sin tu sonrisa
y sin tus negros ojos?
¿Dónde posar los míos?
¿Dónde encontrar reposo?
Me rechaza el amor
y me niega sus gozos,
el germen de la vida,
la savia de mi arrojo.
Entre marzo y abril
surgió aquel bello esbozo
de lo que pudo ser
y se quedó en rastrojo
de miserias del alma,
dejando amargo poso
y penumbras inciertas,
y aromas dolorosos.
Desde entonces camino,
como en un terremoto,
huyendo hacia la nada
por entre los escombros.
Si el candor de tus labios
no acalla mis sollozos
ni el soplo de tu voz
me alienta amoroso,
nada tiene sentido,
nada parece hermoso
porque sin ti no hay luz
que me alumbre en mi otoño.