El ángel caído
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Al parecer pretendes convencerme
que todo lo perdido es por mi culpa;
ahora, sin edén y desterrado,
huyo de ti e incluso de mi mismo.
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Ya nada importa, nada tuyo queda,
ni la fe por volver a ver mis alas,
ni la oración que tuve entre mi boca,
ni la sangre sagrada que me distes.
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¡Oh!, mis alas, ayer inseparables,
motivos y razones de mi vida,
se quebraron debido a mis errores.
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El lecho de las nubes me sedujo
y cual pesado plomo fui a caer
a un infierno que apenas reconozco.
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Fotografía y poema : Ramón Bonachí.