De repente vi en tus ojos
en tu infinita mirada
la pasividad del mar
una tranquila playa,
la frescura del amanecer
la calidez meridiana
y la magia del ocaso.
De repente vi en tus labios
mordisco de fruta madura
canción de barcarolas,
panal de miel de montañas
calmo oleaje escarlata
de aurora, mediodía y vesper.
De repente vi en tu figura
el árbol del bien y del mal
enhiesto y frondoso,
pródigo en mieses y albura
cofre de encanto y de sombra
refugio, ensueño y ventura.
Bolívar Delgado Arce