Ella es la llave
de un cofre incierto
oscuro
donde brota mi espíritu
doloroso.
Todas las lagrimas
la buscan
ella las toma en sus manos
liberadoras
las absuelve y las abandona
en la postal de un bosque
donde la esperan
incapaces mis delirios
enloquecidos por la rabia
de este sueño
que no termina.
Mario Cid.