Entre cuatro paredes
se me pasa la tarde
con la vida a mi lado
y su rostro adorable,
ya no busco princesas
con caritas de ángel,
ni tampoco a las musas
de poemas y frases,
ahora sé lo que quiero
y aquí late, en mi sangre,
pues camina conmigo
una niña admirable,
una rosa preciosa
tras los ojos de madre
con un beso en sus labios
a los míos que calmen
y les digan que pronto
saciarán tanta hambre
por andar los caminos
de la mano, en las tardes...
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 10/07/20