Con tu partida la razón me arrancó la memoria,
siento un lánguido suspiro convertido en fúnebre crespón,
estoy como ráfaga de viento que arrasa con los espíritus,
donde los demonios empiezan su baile de muerte.
Tus miradas ya no están bajo las aguas cristalinas,
el día ha devorado todos los sonidos,
mi pasión se perdió en los sótanos del desencanto,
recibo bofetadas del aire y torcazas en tropel.
Sobre la nieve se oye resbalar mis sueños,
los mástiles están vacíos sin sus nidos,
toda gota de lluvia ya no refulge,
es quizá una etiqueta sobre una tenue mariposa,
Yo que descendí por tu tallo secreto,
y recorrí distintos senderos en tu vida,
hoy mis pasos se arrebatan,
sin las venas de tus manos.
Llueven desgracias por tu partida,
los rayos de sol apenas rozan las sabanas frías,
días que sin premuras se vuelven noches,
cada instante escucho el dolor de la luna.
Ahora que ya no estás te amaré desde las sombras,
imaginaré el abanico de tus pestañas,
llenaré el corazón que hoy se encuentra amordazado,
limpiaré el cielo para no dejar rastro.