Las cordilleras son gigantes
Con sus machetes cruzan blandiendo los cielos
Las cimas esconden vanidosas sus verdezuelos
Florestas y regatos son sus tesoros abundantes.
Collares de peñascos coronan su derredor la meseta
Las ventiscas se cuelan y de plácemes los alisios
Impetuosos juguetean los aires bohemios
Como niños corriendo intensos en su cometa.
Serranías inmensas, volcanes que sobresaltan,
Yacen el momento su cómplice silencioso, azaroso el percance,
Los cráteres impacientes aguardaran su lance,
Convulsivo pavor que las vidas desconciertan.