Amo las rosas, son flores
de un perfume delicado,
de aspecto aterciopelado
y lindísimos colores.
Hay camelias muy hermosas,
que, de tan blancas, son níveas,
y bellísimas orquídeas,
de mil formas caprichosas,
Bellos son los crisantemos
de abigarradas corolas,
y visten las amapolas,
de rojo o violeta, extremos
de nuestro espectro visible,
aquí no hay blancas apenas,
son blancas las azucenas
de elegancia indescriptible;
mas yo prefiero las rosas,
las reinas entre las flores
por su elegancia, colores
y fragancias deliciosas.
Hay mujeres tan hermosas,
tan, por dentro y fuera, bellas,
que decirse cabe de ellas
que, como espléndidas rosas
de vistoso colorido
y de sublime fragancia,
su entorno, con su prestancia,
llenan de encanto y sentido.
Es lo que pasa contigo,
un auténtico tesoro
que en grado sumo valoro
y disfruto como amigo.
Si serás valiosa tú,
que, si sales a la calle,
porque el sol a verte sale,
luce el cielo más azul.
La hermosura de la rosa
te regalaron los dioses
y cuantos bien te conocen
te encuentran maravillosa.
Hoy cumples años, taitantos,
y sigues luciendo hermosa,
como una fragante rosa
de otoño, llena de encantos.
Con este virus maldito
que nos ha amargado el año,
hoy tu nuevo cumpleaños
es ciertamente un gran hito;
por ello, te felicito
y mi ferviente deseo
es verte como te veo,
años, luciendo palmito.
© Xabier Abando, 30/11/2020