Voy a lavar mi cuerpo con las aguas
del mar y, con la de mis ojos, mi alma
y sentimientos; para escuchar de
nuevo melodías de amor y,
aunque mí corazón tan lastimado
esté, no moriré de amor; sino, por él.
Caminaré de frente; sin llantos que
entregarle a mi pañuelo, sin quejas
que pudiera oír el viento ni nudo que
me ahogue la garganta tan solo
llevaré mí fantasía donde pueda
convertirse en realidad.
Yo buscaré un cobijo enternecido que
pueda auxiliar a un corazón herido
como el que llevo en mi, consagraré
las horas de mis días a enmendar los
yerros del pasado amando, sin
control, a quien me cubra; para
hacerla feliz mientras yo viva.
PABEDIZ