La noche hilara trajes de pétalos rojos
deshojados de la rosa de mi jardín,
el sol duerme, cansado de rayos impacientes
la tierra se cobija con un manto de muerte
mientras la moral se suicida en su ventana,
empañando los vidrios de su último suspiro.
Mi sangre levita en una copa de insipiencia,
el vino jocoso se jacta de su perfume
mientras el celaje se nubla de su arrogancia.
Matiza al cielo de su ruin carmesí
haciendo un nublar de ablepsia futura.
Mis ilusiones se bañan de sangre,
se visten de horrores y se preguntan.
¿Saldrá el sol mañana?