Otra vuelta
y ya me canso
de tanto errar
sin ver paisaje
ya delante
por ningún lado,
ningún ángel
va a venir a rescatarme
de esta vida
tan, tan, tan...
Que no se sabe
si va a cambiar.
Ya jamás!
Ya jamás permitiría
yo eso tal (tan lastrado y,
memorable, no? Además
-va cerrar-! Ya no exclamo
nada más: el espontáneo
hijo del caos este
está hasta tal
de llegar a harto
y más,
que a su animal salvaje
ha de alimentar
con su mal
de cabeza
al estar tan guay
solamente
a lo macabro
al reventar
tan solo en fábulas
desintegrándose
en pedazos hasta el alma
que ya no estaba
tanto y tal.