Romey

El alma del agua o alegre lágrima

A pura agua...imposible?

La secuencia a lo remoto?

Un tiempo despues? Nada:

Sensación ilógica, o tal vez

Premonición, quizá solo

Un demonio, un divergente

Accesorio para el orden

Regente rematar en el polvo...

La policía? Son unos locos,

Con catarsis de casi todo,

Tembleques...muñecos

Pretenden el trono...y quién

Lo tiene? La mujer del amor,

La de los ojos de oro

O la otra: su impropia sombra...

Y el vapor opiáceo va formando

Nebulosas que suben

Desde el incensario...y pensando

Estoy yo, aquí, solo? No

Exactamente...tú no lo ves a él

Detrás tramando la suerte,

Que no es real: un reflejo

Através del cristal, en esta mente...

La música corriente...el río

Me sonríe, y es mi amigo

Elemental, bien querido...

Me habla las palabras

Que acabo de plasmar,

Y más: me abre los sentidos

A todo lo vivo...me hace infinito,

Y tan tristísimo que me río

Cuando (dicen) está prohibido.

El camino se ha ido conmigo

Adonde el día tiembla de frío...

La luz destruye a los oscuros

Servidores del terror...

Entre las verdes ramas

Un petirrojo canta sin parar,

Una ágil culebra por la hierba

Se desliza...podéis verla

Y sentirla...es la tristeza:

La madre antigüa de la alegría...

Vibra el templo y el tiempo

Se retira, con la voz de la poesía

Trayendo el misterio inmortal

Del amor a la vida...ya!

A esta hora, la única, no hay otra

Flotando sobre la superficie,

En una danza artificiosa...

Rimas como dulces olas,

Mi luz las toca todas, las vive,

Respira siempre sus aromas...

Mientras comienza a asomarse

Silenciosamente sinuosa

Una simple gota...la primera

Alegre lágrima retorna a su alma:

Es mi sombra en disolución,

Sin solución...pero me arropa

Y protege contra la humedad foránea...

Rompe las rejas heladas

Con un golpe de ganas!

Eya me ayuda: alumbra mis ideas

Su grandilocuencia subterránea...

Emerge de la nada en una ráfaga

Para fluir...ejerce influencia

En mi sique, me la libera,

La levanta sobre el aire y las estreyas

Porque percibe en mí la misma yama eterna,

Briyante alma líquida, de agua límpida,

Rítmica y musical esencia única,

Una imagen cambiante en el cielo,

Un ángel sincero, inteligente e intrépido.

Rápido va cayendo el río al abismo

Sin vértigo, como yo mismo cuando yoro

Solo y en silencio, versos de oro,

Yenos de argénteas nostalgias

Y beyas sonatas que no oye ni el viento

Porqué no me doy, me quedo

En mi lecho, entre pétalos multicolores

Corriendo sobre el río hacia la noche...

A un lado, burlado, el destino conspirador

Busca adentro, en meditación metido,

La cura al dolor por culpa de un amor

No correspondido: el mío...

Yo no corro ni con el río,

Voy por mi propio camino,

A todos los otros distinto.