Atraviesas tu mirada en mi camino y desde entonces te cuelas en los pensamientos que llenan mis días.
Me siento a leer y estás tú,
con en el aroma del café llegas tú, entre los rayos de sol te asomas tú.
Y ahora también irrumpes este espacio tan mío, tan intimo,
donde todo es confesión y silencio, sentimientos y secretos.
Este espacio que tanto cuido para que nadie entre.
En este, mi lugar, te entrometes sin pedir permiso entre mi mano y la tinta, te adueñas de las palabras que cubren los renglones y dejas escrito sobre las hojas en blanco de mi libreta tu nombre, tu voz, tu mirada, tu cuerpo.
Y yo no puedo más que abrazarte en un verso, acariciarte con el sonido de las palabras, quererte como se quiere a un poema.
Y otra vez te apareces tú,
entonces te dejo venir.