Llena de ti…
Del aroma de tu piel,
divina caricia escapada
que tus dedos de ángel,
en terciopelo, me atavía.
Llena de ti…
Extasiada con la melodía
que se filtra en mis oídos,
son suspiros de ambrosía,
furtivos de tus quejidos.
Llena de ti…
De la miel de tus labios,
de la fuerza de tus brazos,
de la luz de tu mirada
y a tu alma enredada.
Llena de ti…
sin lugar para nadie más,
tu sabes cubrir los vacíos
de mi insulsa existencia,
que ante ti… es inaudita.