ASÍ PASÓ LA NOCHE
Cansado de marchar con un bastón en mano
se sentó a descansar en una noche fría
frente a su gris hoguera ungido en el desgano
por esa soledad; única compañía.
Desbordó el atavío de un pasado lejano
adornando recuerdos en su mente vacía
mientras su corazón aceleraba en vano
a destiempo latidos que dolor le ofrecía.
Se detuvo a observar un instante a su báculo
y lo arrojó con fuerzas para atizar el brillo
de esa oscura velada sin que fuese un obstáculo.
Y así, lleno y perplejo, levantó su castillo,
pues sus fijas pupilas en un gran espectáculo
dilatadas durmieron con el canto de un grillo.