Que el diluido atardecer a la noche,
la estrella suelta vuelva a titilar
y una lágrima vuelta manantial,
nutra a la tierra con su mineral.
De la flor marchita no esperar más,
en hojas envuelta dejar secar;
la tierra la trague vea su final,
sensata, serena y muy especial.
La vida es una y la oportunidad,
que no es tomada, no debe esperar;
la vista fundida en nuevo cristal,
brillante, valiosa, confiada en paz.
Volver al origen de la verdad,
un nuevo inicio, nuevo despertar;
en espacio es posible es sideral,
que el amor existe, es universal.