Mael Lorens

SU BOCA EN MI BOCA

En el medio de la plaza del Parque, quieto, inmóvil, presenciando todo el vergel de árboles, plantas y flores que me ofrecía ese lugar, allí estaba yo, como estoy todos los días, gozando de ese pequeño Paraíso, y de repente apareció ella, era alta rubia guapísima como una bella Princesa, se acercó sutilmente y me abrazó besándome en la mejilla izquierda, y sonría y hablaba sin parar, tan deprisa, que yo nada entendía, y todo eso sin contar que de vez en cuando soltaba una gran carcajada como si esa alegría se la regalara al aire, y al mismo tiempo con las manos se tapaba la cara como hacen las personas tímidas muy vergonzosas, pero súbitamente, empezó a mirar a todos los lados para asegurarse realmente estábamos en ese paraje completamente solos, y cuando de ello sé aseguró, me abrazó apasionadamente y me besó en la boca, mientras con la mano derecha me tocaba los genitales con delicadeza y yo diría que con destreza y mucha maestría .

No sé me ocurrió otra cosa, que aprovechando que en mi boca estaba su boca, le metí mi lengua en su boca, al mismo tiempo
que mi miembro viril se despertaba en unas manos tan juguetonas que hacían de las suyas, y entonces ocurrió lo que menos yo esperaba, la muchacha se asustó y empezó a gritar, y con un terror que hasta a mi mismo me asustó, corriendo como si el mismo diablo la persiguiese, en el mismo Parque desapareció, y es que no sé puede provocar a una estatua de bronce como yo, pues a veces ocurre un milagro y tan faltos de amor como estamos, por casualidad o por que así lo quiere Dios, algunos días tomamos vida si nos acarician con ese maravilloso ardor, y la verdad a ese privilegio no sé puede nunca decir que No.

Mael Lorens
Reservado el derecho
de Autor 02/12/2020