A las afueras de la pequeña ciudad , ya alejados de las alegres calles donde la gente se divertía comprando, bebiendo cerveza entre amigos en las terrazas, paseando por los alegres jardines , haciéndose fotos entre las magnolias para subirlas a sus redes sociales, como prueba para enseñar a los demás de lo felices que eran dentro del sistema. Se daban cita un flujo cotidiano de personas que habitaban en hermosas casitas pintadas de colores. Entraban y salían de ellas vecinos que compartían lazos de preocupación y solidaridad por su comunidad , y los forasteros. Prueba de su interés por el prójimo, es que se saludaban unos y otros al encontrase en la calle. En estas, a diario sonaban las campanas de las iglesias anunciando la boda de unos novios .Detrás de la iglesia donde las palomas eran alimentadas por paseantes , estaba plaza del ayuntamiento, donde una gran multitud se congregaba para ver como encendía las luces de navidad un funcionario, al que la muchedumbre aplaudía por su habilidad con los enchufes. Un enviado de esa comunidad a servicios sociales, acompañado de un periodista de investigación local, dejaron a su espalda esta parte de la pequeña ciudad . Frente a ellos, surgió un descampado completamente vallado de alambre de espinos conocido como el perdido. La gran avenida de Buenos Aires, llamada así por el viento que bajaba de sierra, separaba la localidad en dos. El perdido estaba situado en un campo de almendros muertos con cuervos en sus ramas ,y gente harapienta alrededor de las socas. Allí habían construido pequeñas madrigueras ,como las ratas, para vivir mientras esperaban . Tanto llevaban en ese lugar esperando , que las mujeres había criado con algunos de los hombres que por allí andaban sin nada que hacer, más que comer, defecar y procrear. En el centro del descampado había dos edificios enormes custodiados por policías. Eran los servicios sociales, y la prisión del lugar. Entre los que esperaban entrar en alguno de estos edificios, los había inclusive que estaban atados como prisioneros, pero sin ningún guardián que los vigilara. Estos los que estaban atados, eran los más respetados del descampado, y hacían de autoridad. Sus ataduras no les impedían ser los que más procrearan, y se pelearan inclusive contra otros que estaban atados. Los más libres y menos vigilados eran los enfermos mentales, que se pegaban cabezazos contra las vallas . También había algunas personas colgadas de los arboles. Los niños para divertirse, formaban un corro jugando junto los cadáveres que parecían sonreír con la lengua fuera, meciéndose al compás de la canción con un ojo abierto y otro caído, como los brazos .
El periodista de investigación, que hasta ahora no había escrito más que crónicas de bodas para el ayuntamiento, algunas esquelas de gente querida en el municipio como los marqueses, publicad sobre fiestas, miró este lugar extrañado , y le preguntó al enviado a servicios sociales:
¿ Y esta gente encadenada , los locos, los harapientos, los niños, los ahorcados ? ¿qué delito han cometido para vivir y morir en estas condiciones?
El enviado a servicios sociales , un hombre que se había quedado completamente desnudo, sin vivienda, ingresos, familia, ni comida en su comunidad,- le respondió:
No han hecho nada,, están bajo los árboles secos simplemente esperando a que se resuelvan sus procesos burocráticos para que les den comida, vivienda, algún trabajo o ingreso mínimo, también los hay que esperan ir a la cárcel o ser absueltos. No se moverán de aquí llueva, nieve, o el calor y el hedor de la descomposión de la materia vegetal y los cuerpos se haga insoportable, ni por mucho que la policía los azote cuando pasa por este lugar para que recuerden la ley, y que están bajo ella.
El periodista tomó nota en silencio, algo contrariado, haciendo una ademán de que comprendía la situación de la burocracia ,aunque no estaba de acuerdo con semejante trato, por eso exclamó:
!Creía que esta forma de miseria, humillaciones y castigos habían sido eliminadas de Europa-!
No, no, al contrario- le comentó el enviado con un tono suave y reflexivo al periodista de investigación, que hacía su primer reportaje- el engranaje cada vez es más inhumano para que sea más eficiente. La burocracia es una maquina que crece, que evoluciona. Le van añadiendo más y más resortes, aniquilando sistemáticamente, metódicamente, los espacios de educación, rehabilitación, dignidad, compasión, humanidad.
¿ Y los servicios sociales donde vamos? preguntó el investigador- ¿también forman parte de este sistema burocratico?
donde vamos para que lo compruebes con tus ojos- respondió el enviado a servicios sociales- No hay otra cosa más que burocracia. Los servicios sociales que nos hemos dado en este país, los inventó un comandante del Caudillo inspirado en Nietzsche, y con la democracia han traído las teorías de Kafka, no como crítica, sino que están aplicando sus textos literalmente con ortodoxia. Los servicios sociales son verdaderas colonias penitenciarias.
El enviado abrió un bolsillo de su gabán, y sacó sus papeles para que los examinara el investigador. Ambos se sentaron en el suelo a examinarlos.
Mira, intentando obtener estos papeles más de una personas se ha vuelta loca, la mayoría lo que hace es renunciar-
¿ qué son esos documentos? preguntó el periodista de investigación.
son los documentos que nunca puedes presentar para obtener una renta de inclusión. Son un laberinto, yo soy el único que conoce su secreto.
¿ cuál es? con curiosidad quiso saber el periodista de investigación.
sonriendo empezó a mostrarle los papales.
Te voy a contar como te adentras en el laberinto:
este es mi tercer intento de la renta de inclusión. De los otros nunca supe nada.
el 10 de agosto de este 2020 intenté solicitar una renta de inclusión, para ello durante más de un mes estuve reuniendo los documentos que me pedían. tuve suerte y pude hacerme con ellos. No siempre se consigue, para ello me volví más pobre pagando 10 euros para hacerme con varios documentos. El que consiguiera hacerme con más de 15 documentos en menos de 15 días, un record. Debió sorprenderles, ya que vulneré un fallo del sistema. Esos documentos pasan por diferentes hombres maquinas, llamados funcionarios. Hay uno que su función es perder documentación. Esta adiestrado para eso, y es muy hábil.
El 30 de noviembre pregunté por el destino y curso de mis documentos, y me dijeron que habían perdido los papeles. Cosa previsible. Tuve cita con la trabajadora social, y me dio como solución que empezará de nuevo.
Empecé como sisifo que sube a lo alto de una montaña arrastrando una piedra para tirarla y empezar a subirla otra vez. Infinitamente volví a solicitar la documentación. Los documentos se obtienen por tres lugares: juzgados de paz, el ayuntamiento, e internet. En el ayuntamiento me pusieron trabas cuando les dije que necesitaba el empadronamiento para una renta de inclusión. Automáticamente me retrasaron la cita dos semanas para volver a la misma persona y solicitar el empadronamiento. En internet ,puedo sacar con el certificado digital algunos documentos, y con el mismo certificado digital no me dejan obtener otros, donde este certificado oficialmente es valido. La propia administración ha bloquedado el acceso a mis propios documentos selectivamente . Ellos son los que los gestionan mi cuenta. Si te falta un solo documento ya no hay nada que hacer. Y si los presento, los pierden.
Comprendo- comentó el investigador periodista- de este modo la burocracia con sus laberintos puede hacer su labor perfectamente para perpetuar las desigualdades. Has descubierto que no hay ningún laberinto burocrático, sino una gran mentira dirigida por una maquinaria inhumana cuya forma es un gran edificio, y las piezas son trabajadoras sociales, psicólogos, políticos, educadores, abogados, policías, jueces . la gente que reciben en esta maquinaria entran como seres humanos y salen como ratas.
Esta gente son lo que quieren que sean el resto de la sociedad- le dijo el enviado-. Los ven como ratas , y los han hechos como ratas. Para ellos es normal ser tratados así. Incluso la mayoría son felices en la ratonera. Si le pregunta a algún niño de este descampado te dirá que quiere vivir aquí como sus padres hasta el final de sus días.
Al cabo de dos meses el periodista volvió a esos edificios. Lo hacía para recoger un premio que le habían dado el colegio de abogados por un articulo donde proponía agilizar la burocracia y hacerla más humana. Sin darse cuenta, cuando atravesaba la alfombra gris de cuerpos humanos que se agolpaban en la explanada, chafó la mano con sus zapatos italianos del enviado. seguía allí desnudo, hambriento, bajo un almendro con una sola flor . Estaba mucho más delgado y viejo, tan cambiados en dos meses que ni le reconoció el periodista.
Al darse cuenta de que le había chafado le pidió perdón y le puso dos monedas en su mano como indemnización a su sufrimiento..
Este le dio las gracias sin poder cerrar la mano del dolor. Un chiquillo se las cogió de la mano abierta, y se subió con agilidad de mono a un almendro
Ángel Blasco