Esas dos pupilas atormentadas, revelan todo lo que has llorado, plegaria que no fue escuchada, que te dejó sumida en el llanto. Tierna dama con alma callada, de párpados levemente caídos, noble y locamente enamorada, de aquellos dos ojos cautivos. Amor que permanece marchito, con miradas al norte del miedo, infecundo destino el que escribo, lastimado se queda en mi cuerpo. Han sido los errores del pasado, los que nos han traído hasta aquí, carrusel de laberintos olvidados, que de ellos no podemos salir. Solo en la magia de los sueños, promesas de melodías sinceras, besos que adormecen al silencio, cantos que en soledad esperan.