Masticando sus tristes decepciones
en su alcoba se pasa joven dama;
que sufriendo, su llanto lo derrama
en su lecho de suaves edredones.
Su vitral de románticas pasiones
lo quemó, de mentira, negra flama,
que forjada por cruel y turbia trama,
destrozó sus preciosas ilusiones.
Soledad es ahora compañera
que la arropa en brutal melancolía,
y la pena su espíritu lacera
anegando su entorno de agonía;
y la dicha que un día floreciera
es despojo del sueño que vivía.
Autor: Aníbal Rodriguez.