Dayanara Mondragon

Adiós, soledad

Cuando una ilusión llega inesperadamente,

la soledad es la primera en retirarse…

 

Adiós, soledad

 

 

No lloraré,

la despedida no es,

lo suficiente profunda

para que me hiera,

estoy vulnerable,

ante tu repentina huida,

ante esta decisión,

que no esperaba y,

me pregunto.

¿Cómo? ¿Cuándo? y ¿Por qué?

Y no entiendo nada.

 

¿Qué ya te vas?

No olvides

cerrar la puerta cuando salgas.

¡Pues bien!

¡Qué te vaya bien!

Te deseo lo mejor,

sin rencor.

 

¿Qué también lo mismo te preguntas?

No hay problema soledad.

¡Créeme! Sin ti, estaré bien,

mejor que nunca.