No sea usted el noble caballero tímido,
que va por su camino silencioso,
actuando siempre tan presuroso;
dejando huellas de un recuerdo vívido.
De un supuesto idilio precioso,
que en una doncella ha surgido.
Y que resulta no correspondido,
por el noble caballero dudoso.
Fue la luna la que presenció el sonido,
de su frágil corazón tembloroso.
y no el noble caballero valeroso,
quien parece no haber percibido,
el amor que en ella ha crecido.
Triste destino penoso,
el de aquel corazón dolido.
Que ama a un joven deseoso,
de otros labios perdidos.