Ella les hablaba a las plantas
Cantaba con las aves cada mañana
Murmuraban celosas las amapolas a su paso
Y el roció del amanecer, anhelaba su frescura
Ella era el brillo de los astros
Apacible y serena como un día de lluvia
La buscamos siempre aspirando a su sosiego
Como añoramos la primavera o la inmensidad del firmamento
Ella era rostro del alma
Significado preciso de amor y caricia
En sus pequeñas manos se posó la luciérnaga para darnos su brillo
Para marcar el camino, interrogando al cielo
¿Quién me sosiega ahora?
¿Quién acaricia mis sueños?
Hoy que el pelo está cano,
¿Quien remueve la tierra para que nazca la hierba?
Hoy que descansas eterna,
¿Quién alimenta la vida para que nazca una rosa?
Ya no escucho decir, mi niño
Aquí en la sala vacía
Ya no corren alegres los vástagos
Ya no peinan con su amor tus cabellos
Hay escarcha en el prado este día
Como recordando amoroso tus canas
Hay quietud en mi alma esta mañana
Como cuando recibía tu gracia en mi frente
Hoy gimen las Dalias tu ausencia
Como el día en que apacible partías
Hoy siguen mis manos vacías
Hoy grito a la luna,
Tu nombre, madre mía.