José Luis Barrientos León

A mi Madre, 10 de diciembre 1925-2020

 

Ella les hablaba a las plantas

Cantaba con las aves cada mañana

Murmuraban celosas las amapolas a su paso

Y el roció  del amanecer, anhelaba su frescura

 

Ella era el brillo de los astros

Apacible y serena como un día de lluvia

La buscamos siempre aspirando a su sosiego

Como añoramos la primavera o la inmensidad del firmamento

 

Ella era rostro del alma

Significado preciso de amor y caricia

En sus pequeñas manos se posó la luciérnaga para darnos su brillo

Para marcar el camino, interrogando al cielo

 

¿Quién me sosiega ahora?

¿Quién acaricia mis sueños?

Hoy que el pelo está cano, 

¿Quien remueve la tierra para que nazca la hierba?

Hoy que descansas eterna, 

¿Quién alimenta la vida para que nazca una rosa?

 

Ya no escucho decir, mi niño

Aquí en la sala vacía

Ya no corren alegres los vástagos

Ya no peinan con su amor tus cabellos

 

Hay escarcha en el prado este día

Como recordando amoroso tus canas

Hay quietud en mi alma esta mañana

Como cuando recibía tu gracia en mi frente

 

Hoy gimen las Dalias tu ausencia

Como el día en que apacible partías

Hoy siguen mis manos vacías

Hoy grito a la luna,

Tu nombre, madre mía.