Fue una mala costumbre
Escribirle a las musas
Eran como una lumbre
En medio de la penumbra.
Tan bellas las musas
Tan entregadas a sus labores discretas
Que jamás imaginaron que inconclusa
Iba a quedar la obra del poeta.
Es que es tan intenso este quehacer
Tanto agotamiento a la que fueron sometidas
Que por cansancio y por deber
Dejaron en sus poetas la obra suspendida.
Y ahí se acabó el amor
Se suspendieron las misivas
Y quedamos mirando el resplandor
Que a partir de ahora serían cenizas.