Alfredo Saez

-El árbol seco-

 

No lloraba más el árbol seco

sin la servidumbre de nidos,

auditoria coral del fuste hueco

memorias gratas de tiempos idos.

 

Ya no son sus ropajes caducos,

fracturadas ramas, una placa tumoral

apariencia del dolor de los  eunucos

caducidad reproductiva en el nogal.

 

Sarcófago maderero al aire veraniego

nadie recuerda su alma musical en el  laúd

destino inhumado y subterráneo de ataúd.

 

No verá las frescas lluvias del sosiego

y en aquel santo paraíso de los árboles 

quizás vuelvan, prósperos, trinos y arreboles.