Edíteme ahora señora
y
compléteme a su manera,
¡venga!
cambie el orden del verso,
el título,
corrija la métrica
y la estrofa,
mas, ¡nunca el beso!
Edíteme hoy
no me aclaro,
perdido en las formas,
no atino,
ninguneo las reglas
y el
poema pende de un hilo
que
está al tropezar y quebrarse.