Me lloran los ojos al recuerdo
me llora el alma
al sentir el roce de los días que pasan
me llora la luna del camino
al nacer las luces del alba
me llora la celda del amor
al caer la tarde por las acacias
me llora el sentimiento de la amistad
por la lejanía de los que no están
me llora el pecho al crecer
el tiempo de las edades
me llora la palabra
al no vivir en el pueblo
me llora la noche en la soledad
de las sábanas blancas
me llora la distancia
en los paseos del silencio solo
me lloran los surcos de la Naturaleza
que labran mi tierra húmeda
me lloro a mí mismo
-soy Nada-.
(Salvador)