Ben-.

Esplendor tardío-.

Dentro de esas latitudes rescatadas,

en el infierno de las esferas que se excitan

como manos templadas en agua fría.

Dentro de esos demonios

donde se ocultan fraguas y vestíbulos gélidos,

en que la cintura ejecuta su anatomía

de sombras y cintas planetarias.

Allí encuentro yo

a mi ascendente desdibujado.

Recuerdo de cubos con encajes metálicos

y relojes de hiedra tirados por el suelo.

Tubos de goma, y madrigueras de cobre pelado,

tumbas de erizo, sombríos gestos, ataúdes incesantes.

Bolas navideñas, árboles artificiales, huérfano

sin estela, sombra de los regocijos concluyentes.

Y un cuadro sin forma, una retahíla de manteles

envejecidos, lanas enmarcadas como signos trashumantes,

un cenicero recién limpiado, una dentadura de nervios

contrariamente emplazados.

Al fin las gotas frías ejerciendo su voluntad

su poder de sudor ennegrecido, sobre mi cuerpo, que

las recibe y busca un esplendor tardío, intrascendente.

 

 

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