UNA CARTA PARA JONATHAN.
Hijo mío, he caminado tanto por la vida, que siento que el cansancio me abruma, veo tan lejos los paisajes del pasado...lejanos y perdidos en las sombras de la vida, y siento que esta lentamente me arroja de su lado, el presente es solo tinieblas y el porvenir se llama muerte, más hoy, como una dulce canción en una noche de silencio, como los versos melancólicos de algún poema de amor, pasa por mi memoria el recuerdo de cuando eras niño, cuando en la claridad de tus serenos ojos, tan llenos de resplandores extraños ,contemplaba los cielos portentosos, cuando como una rosa de extraña belleza, tú cabecita de niño se posaba sobre mis rodillas y pedía ser acariciada, y tu voz, tú vocecilla dulce tan llena de ternezas, rompía el silencio reinante para decir la palabra mágica: papa!!,y sonrío como si un nuevo cielo se abriera ante mis ojos llenos de la luz del recuerdo que me envuelve en el efluvio de una hermosa caricia, lleno aún del rumor de tu vocecilla y del esplendor de tus ojos de niño. Que hermoso es mirar hacia atrás, hoy, que tempestades de nieve cubren mi cabeza ,y siento que no hay un manantial mejor para abrevar en mi vejez que aquella que brota del inmenso amor que te tengo.
Ya mi vida transcurre en medio de ensueños inestables, llenos de susurros misteriosos, como un vuelo de pájaros lejanos, y los instantes son una soledad que llora lágrimas de cansancio, y es que de tanto andar la vida siento la fatiga de los años, y este corazón se aleja poco a poco de todo aquello a que lo animo a latir y hoy se pierde en lo infinito de la nada.
Tu has sido mi sueño más dorado, una rosa de pétalos caídos con ritmos de eternidad; florescencias de ilusiones puse en ti hijo mío.
Sabes bien de que te hablo porque también tu eres padre, y cuando haya partido y en avalancha de dolor ,tus lágrimas caigan como un río de infinitud sobre mi frente hundida en la implacable nada, cuando sientas un vacío que no puedes llenar, y mucho me extrañes, abraza fuerte a tu hijo, dale el más tierno beso, que allí, donde yo esté ,ese beso y ese abrazo recibiré, y si en la inmensidad de tu corazón, tienes necesidad de un beso mío, pídele uno a tu madre, ella te dará uno de los miles que yo le he dado, y recuerda ,que aunque no me veas, siempre estaré contigo guiando tus pasos; hijo mío, unos últimos consejos te dejo, ellos orientarán tu vida: procura que la fe nunca se extinga de tu corazón, el miedo no es argumento para no intentar cosas grandes, se siempre fiel a tus convicciones, y no te preocupes de lo que digan de ti, todos hemos pagado tributo a esa locura, hasta que aprendemos el camino, mantén siempre un espíritu de justicia y de verdad, te servirá mucho en la lucha por la vida, te toco vivir en un mundo sin brillo y sin virtudes, se superior a él, nunca busques las cosas fáciles, pues estas resultarán siempre fugitivas, es del polvo y del aire que se alimentan las libélulas, y de eso esta hecho el brillo de sus alas, la meditación es el terreno de las almas superiores, cultívala siempre, es allí donde el pensamiento abre sus grandes flores mágicas, se consecuente con lo que piensas, y no comulgues con esa forma de comercio entre los hombres: la hipocresía, a veces tener el valor de tus virtudes puede parecer beneficioso, tener el valor de tus defectos, eso si requiere de valor, recuerda que lo inaccesible está más cerca de lo posible de lo que piensas, y cuando ya no esté contigo, cuando haya traspuesto todo horizonte, y el sol de mi vida se extinga en la bruma recuérdame como una aurora de amor, como el hombre que conoció la gloria de vivir para amarte eternamente hijo mío.
KIN MEJIA OSPINA.