Al verte afligida, perdida
entre las aguas del surco
que tu lagrima regó:
mi cuerpo ahogaría
y tu vida salvaría
sin importar la hondura
ni la anchura de aquel abismo.
Al verte quebrada, esparcida
entre el hielo de la montaña
que tu suspiro congeló:
mi cordura tiraría
y tus sueños libraría
sin importar la altura
ni la anchura
de aquel fenómeno.
Al verte solitaria, escondida
entre la oscuridad del cielo
que tu mirada opacó:
mi corazón quemaría
y tu alma iluminaría
sin importar la calentura
ni la temperatura
de aquel averno.
Quisiera sonreír verte,
quisieran los árboles
las aves
las flores
mis amores,
¡Oh querida, mía amada,
si tan solo supieras que te amo!