Estamos que no estamos,
que aún es tarde para tanto
molestarse todo en cambiarlo
así sin más alardes de brillantez;
que la noche oscurece a ratos
y agujeros en mis ojos son ya.
Que no hay porqué
para no estallarlo,
y la Luna es un secreto
guardado de fábrica
y que la soledad
pues finalmente nos traiciona...
Y es la danza
que en deseo acoraza corazones.
Son las púas que desgloso,
traumatismos de una flor
que al viento le dejó
por muy frío que se fuese
(oh, la vista sola de eso suyo
y ay, qué rincones
piensas tú que no visito...)
mientras fuego siempre falte.