Las voces flacas
Que deambulan sin ser escuchadas,
Que se tuercen de rabia y coraje
Ante la falta de escrúpulos
De políticos miserables.
Que ruede el dolor,
Pues nada importa,
Ni el sufrimiento de los caídos,
Ni el despojo a mujeres inocentes.
El silencio de un pueblo que calla y aguanta,
Miedoso de levantar su propia voz,
Miedoso de unirse contra el dolor.
Solos y separados, para el político, son lo mejor.