Viene a mí un triste despertar,
la cuerda del tiempo aún no se rompe,
los recuerdos no mueren en mañana
y mis ojos cada vez en oscuridad.
Camino y camino cansado sin llegar,
la silueta de un árbol desaparece,
cada hoja cae y se acaba en mi piel,
respirando profundo del aire que se agota,
y surgen de mis manos el estremecer.
Me veo al espejo sediento de rabia,
he escrito mi historia sobre un viejo papel,
y aquí estoy, como un gato sobre el balcón,
viendo pasar la luna por encima,
solo queda esperar y esperar el momento,
aquel que espero con ansias,
lerdo y solitario,
perdido y enamorado,
alertando que llegará pronto,
mi profundo silencio...