Algo me empuja a escribir
sin tener un adjetivo,
una coma, alguna queja,
algún tesoro escondido,
alguna luna redonda,
alguna nube de fiesta,
algún amigo atrevido
en la mitad de la espera
para jugar de rebote
al mini golf que me aterra
cuando la semana pasa
sin que nadie se dé cuenta.